La típica plaza del típico suburbio de Estados Únidos, con los típicos coches aparcados alrededor del típico parterre central; la típica noche tranquila, la típica ráfaga de viento que remueve las típicas hojas secas, el típico sonido de un caballo al galope que se acerca...
Si buscas el origen del ruido de cascos no ves nada... ¡espera! Parece... parece... ¡de la nada, están apareciendo unas huellas de herraduras llameantes!
Y ¡Zuuuuuum...! Con un destello aparece un enorme caballo de guerra a todo galope, con dos figuras sobre su lomo. Un tipo con una túnica blanca a juego con el color de su pelo, y un chaval que lleva lo que parece una cota de malla varias tallas más grande que él.
- Caray, Doc. Eso estuvo cerca.
- ¡Ya lo creo, Marty! ¡Menos mal que el generador mórfico que instalé en el De Lorean nos permitió convertirlo en este caballo y pudimos pasar desapercibidos entre todos esos cruzados!
- ¡Y menos mal que hemos podido evitar que el tatara-tatara-tatarabuelo de Biff creara el malvado imperio de Jerusalén y dominara el mundo!
- Respecto a eso, Marty, la próxima vez que viajemos al siglo XII, asegúrate de no llevar un manual de fabricación de ametralladoras, y, sobre todo, luego no lo dejes por ahí tirado. Que es que a veces pareces medio lelo.
- ¡Tranquilo Doc! Al final, lo hemos arreglado, y encima hemos conseguido que mi tatara-tatara-tatarabuela se casara con mi tatara-tatara-tatarabuelo Sir Percival McFly.
- Sí, y eso que al principio estaba loquita por ti. Si no he perdido la cuenta, es la décimo séptima antepasada tuya que se enamora de ti. ¿Puede que haya en tu familia alguna tendencia genética al incesto?
- No sé lo que es eso, Doc. Y ahora ¿a cuándo vamos a ir?
- Tenemos que volver a mitad del siglo XX. Quiero encontrar a mi yo del pasado y asegurarme de que esta vez no me pierdo la oferta de 2x1 de la tienda de dulces y pastelitos de Charly.
- Pero no podemos ir en un caballo, Doc. Llamaríamos mucho la atención.
- Tienes razón, Marty. Espera, déjame ajustar el generador mórfico...
El tipo del pelo blanco enredó detrás de la oreja izquierda del caballo, que, gracias a unos efectos especiales de los caros, se transformó en...
- ¡Es una moto, Doc!
- Exacto Marty. Y no es una moto cualquiera, es una moto custom. Con esto pasaremos desapercibidos.
- ¡Pues es igualita a la moto de mi cuñado! Pero... Doc, hay un problema.
- ¿Qué problema, Marty?
- Verás es que voy algo retrasado con el trabajo de estadística, y voy a tener que aprovechar este viaje para ir adelantando algo. Y en esta moto no tengo dónde llevar los datos de cotizaciones bursátiles de todo el siglo XX sobre los que estoy preparando el trabajo.
- Marty, definitivamente eres idiota perdido. Pero tienes razón en una cosa: nos falta capacidad de carga, vamos a tener que fabricar unas
alforjas de cuero.
- Vaya, Doc. ¿Y eso cómo se hace?
- Lo primero es preparar el patrón. Tienes que medir bien, y no pasarte de listo. Si las haces demasiado grandes, puede que tropiecen con los intermitentes o con las piernas del paquete. ¡Y no quieres que toquen en el tubo de escape, hay que asegurarse de dejar espacio!
- ¿Y con cuántas piezas se hacen?
- Pues cada bolsa va a tener básicamente tres piezas principales, aunque ése es sólo uno de los posibles diseños. Una pieza frontal con la forma final de la alforja, una trasera con la misma forma y con la tapa completa, y unas tiras rectangulares que separan las otras dos.
- Caramba, Doc. Eso parece mucho cuero.
- Puedes jurarlo, Marty. Un montón de vaqueta de 4mm de grosor. Y fíjate en que las tapas son un poco más anchas que el cuerpo de la alforja, para así cubrirlo bien.
- ¿Y cómo vamos a unirlas, Doc?
- Ah, Marty, esa es una buena pregunta. Vamos a coserlas con hilo encerado empleando lo que llaman costura de guarnicionero. Pero en lugar de explicártelo, es mejor que lo veas con tus propios ojos
aquí mismo. Sólo que, para unas alforjas, no va a hacer falta emplear una costura doble.
- ¿Y cómo se hace la costura, Doc?
- Se empieza por el centro, en la parte inferior de la alforja, y vamos subiendo hasta arriba. En las tiras rectangulares, sólo puedes dejar taladradas puntadas hasta donde empieza la curva; en la curva tienes que ir taladrando sobre la marcha para que coincidan bien las puntadas. Una vez salvada la curva, puedes volver a marcar con la ruleta y taladrar con la lezna.
- Lo que tu digas, Doc. ¿Y cómo rematas la costura?
- Eso es fácil. Cuando llegas al final, vuelves atrás repasando la costura cuatro o cinco puntadas. Luego, usando una aguja curva, metes el hilo al interior de la alforja, y allí haces un nudo doble o triple para que no se suelte. Cortas el hilo que sobra, le echas una gotita de
cianocrilato al nudo ¡y eso ya no se suelta jamás, Marty!
Esteeee... vale, la foto no es del remate de la costura, es el remate de un sobrehilado que le hice en las esquinas; pero que en realidad no es en absoluto necesario. Disimula, haz como si no te hubieras dado cuenta. - Pero Doc... ¿no te has pasado un poco con la longitud de las piezas rectangulares? ¡Te sobra bastante!
- Ya lo sé, Marty, pero así puedes dejar unas solapas que doblar hacia dentro y que protejan un poco la carga.
- Doc, no está mal, pero creo que hasta Biff se daría cuenta de que todo el cuero está curvado y hace feo.
- Tranquilo, Marty. Para eso prepararemos unos refuerzos que remachar por el interior de la alforja. Puedes hacerlos con pletina de aluminio si quieres que sean realmente sólidos, pero estas alforjas son pequeñas, y con un poco de cuero será suficiente.
- ¿Y cómo las colocamos, Doc?
- Para empezar, las remachamos en el centro de la alforja, bien pegadas al borde. Así ¿ves?
- Luego colocaremos remaches tan pegados a las esquinas como sea posible
- Y así seguimos por los laterales y hasta la parte de atrás.
- Oye, Doc, ¿y cómo haces para marcar bien las piezas? Es que midiendo no me sale.
- Claro, Marty. Lo mejor es usar una lezna para marcar las dos piezas a la vez.
- Pero Doc, a algunos de esos agujeros no vas a poder llegar con el
sacabocados de ruleta. ¿Cómo vas a hacer los agujeros?
- Eso es fácil, Marty. En uno de mis
viajes al pasado me traje una herramienta especial para ello.
- ¡Qué previsor, Doc! ¿Y cómo se maneja esa herramienta?
- No sé si vas a poder entenderlo con precisión, Marty. ¿Sabes algo de física subatómica?
- Ja, ja, muy gracioso, Doc. Así que a martillazos ¿no?
- Exacto. Sólo tienes que asegurarte de que siempre apoyas en el banco de trabajo la parte de dentro de la alforja, si apoyas la de fuera, la dejarás llena de marcas.
- ¿Y crees que esto será suficiente para dar forma a las alforjas?
- ¡Por supuesto, Marty! ¡La diferencia será palpable!
- Vaya, Doc, tienes razón. Oye, esto está muy interesante ¿por dónde seguimos?
- Eso ya te lo contaré otro día, Marty. Por ahora ¿Por qué no vas a casa, te quitas la cota y el gambesón, y te das una buena ducha? Es que hasta el
condesador de fluzo arruga la nariz cuando te acercas...