Un poco de carpintería: el bar tiki

 

Prefacio

 - Oiga, pero si usted no tiene ni idea de carpintería.

 - No, si ya. De hecho, sólo sé dar dos acabados a la madera: rústico, y chapucero.

- Y no ha pisado un bar tiki en su vida. Ni siquiera sabe cómo son.

- Vale, eso también es verdad.

- Entonces ¿de qué va esto?

- Bueeeeeno. Es que G. quería una barra en el patio en la casa del pueblo; y yo buscaba una excusa para comprarme un destornillador eléctrico con cable.

- ¿En serio? ¿Por un destornillador eléctrico con cable? 

- Pueeees... sí. Por eso, y porque no encontraba palets.

- ¿Palets?

- Sí, buscando por ahí encuentras montones de información sobre cómo hacer muebles de jardín resultones con palets, que, quieras que no, quedan bastante sólidos y, si tienes acceso a palets viejos, salen baratos. Pero no, yo no tengo acceso a palets como para poder hacer muebles medio grandes. Así que, qué le vamos a hacer, habrá que darle a la carpintería. Y no me líe, que tengo que explicar cómo se hace esto.

Capítulo 1: El diseño

Debo estar haciéndome viejo, porque, por segunda entrada consecutiva, ¡he vuelto a hacer el diseño y los planos antes de ponerme manos a la obra!

Vale, tener que saber exactamente cuánta madera tenía que comprar también motiva bastante a hacer el diseño por adelantado.

Así que nos hacemos con papel y lápiz y... espera, ¿en qué narices siglo estamos? ¿Papel y lápiz? Si es que yo parezco nuevo. Vamos a ver qué software de diseño 3D gratis encontramos por ahí, que a lo mejor aún me acuerdo de algo de lo que sabía hacer con 3D Studio a finales de los '90.

Y oye, pues parece que sí que hay algo. Después de rebuscar un poco, resulta que, para una cosita así, simple, he encontrado un programa llamado SketchUp que es de lo más majo y sencillo de manejar.


- ¡Eh, no está mal! ¿Ese es el diseño de la barra? ¡Pues sí que debe ser fácil de manejar ese programa para que usted sea capaz de hacer algo así!

- Esteee... ¿gracias? Sí, lo cierto es que la curva de aprendizaje está muy bien, para cosas simples no cuesta demasiado apañárselas.

Así que lo primero es llamar a tu almacén de maderas de confianza y preguntarles de qué tamaños tienen madera de pino tratada al autoclave, por aquello de aguantar bien en exteriores. Y partiendo de eso, a diseñar. Podemos empezar por unas patas sólidas, en mi caso cuadradas de 7x7, que irán unidas por tablas de 9x2,2.


Y esa estructura tendrá que soportar un par de capas de baldas que puedes hacer con tablillas más finas... o aprovechar que en cualquier tienda de bricolaje venden baldosas de madera para exteriores que, en tamaño 50x50, son fantásticas para estas cosas.

Todo esto lo recubriremos con tablas gruesas de 14,5x3,5, dejando huecos de 1cm entre ellas para que pueda escurrir el agua. Y las pintaremos de colores pastel cincuentosos, porque ¡nosotros semos ansín!

(Ojo: Ten en cuenta cómo se solaparán las tablas en las esquinas y rincones, o te quedará algo muy rarito)


Todo esto está medido y pensado para que además haya una trampilla que permita acceder a una neverita de camping, que donde va a ir la barra no hay acceso a un punto de luz o a corriente eléctrica. Ahora te apetece una cerveza fresquita ¿verdad?


Para terminar, la idea es recubrir el exterior con brezo, por aquello de añadirle el "tiki" a "bar tiki". Y no me mires así, peores justificaciones marketinianas se han visto.




Capítulo 2: Corta y fija


Una vez listo el diseño, hay que ajustar las medidas a los tamaños disponibles que te hayan contado que hay en el almacén, ver qué tienes que comprar exactamente, y para allá que vamos, dispuestos a llenar la baca del coche a tope.


Por cierto: a menos que dispongas de una furgoneta realmente hermosa, asegúrate de ir a comprar madera en un sitio donde te la puedan cortar (aunque sea a lo bestia con una sierra mecánica), no te vayas a encontrar con cinco metros de tablones sin saber dónde meterlos.


Como en todo caso vas a necesitar cortar bastante en casa, mejor asegúrate de tener la herramienta adecuada. ¿Un serrucho? Sólo si eres gimnasta profesional y tienes el brazo como el pistón de una locomotora a vapor. ¿Una sierra de calar? Bueno, puede valer, pero sólo si tienes tiempo, muy buen pulso, y un bono descuento para la compra de hojas. Así que yo, claramente, te recomiendo una sierra circular (y si pillas un disco con muchos dientes, dejará unos cortes limpios que podrás acabar con apenas unos segundos de lija)


- Esteeee... también ha aprovechado la excusita de construir el mueble para comprarse esta sierra ¿verdad?

- ¡En absoluto! ¡Yo jamás haría eso! ¡Sólo lo dejé caer en una comida familiar cuando se hablaba del regalo de "amigo invisible" las navidades pasadas!

Es un cacharro muy majo, sólo dos consejos: asegúrate de colocar algo que haga de guía para que el corte sea recto y preciso; y no pongas la cara justo delante de por donde escupe el serrín.

Con esto, en un plis has cortado todas las piezas del mueble, te has dado cuenta de que has comprado madera de menos ("mide dos veces, corta una" ¿recuerdas?), te has vuelto al almacén con cara de idiota, has comprado más madera, has vuelto, y has terminado de cortarlo todo.


Y empezamos con el montaje. Lo primero, las patas. Como va a estar en el exterior, y por aquí llueve bastante, prefiero que las patas de madera no estén en contacto directo con el suelo, así que le pillé una patas de aluminio y plástico, que además son ajustables en altura. Cuatro tornillitos, y aprovechamos para usar el nuevo destornillador con cable, que mola todo.


Ojo, que lo de que sean ajustables no es ninguna tontería: la barra va a ir en una zona con mucha pendiente, así que, además del ajuste fino de estas patas, hay que tenerlo en cuenta para cortar las patas de madera de la longitud adecuada para cada punto. Yo lo medí todo cuidadosamente ayudándome con una de las tablas más largas y un nivel. Un consejo: cuando hagáis algo así, aseguraos de hacerlo con la tabla de canto, para que no flexe.

No, en serio. Hacedme caso. De canto. Que no flexe. Es importante. Ahora lo sé.


Una vez listas las patas, preparas las estructuras más largas y las fijas con tirafondos (y con un poco de cola blanca, si eres de natural paranoico). En la foto puedes ver que algunas tablas tienen un hueco lateral: es para encajarse con otras tablas donde es necesario que se crucen en la esquina interior de la barra. Fíjate en el diseño, fíjate.


Recuerda: intenta no colocar dos tornillos cercanos sobre la misma veta de la madera, o tenderán a rajar la tabla. Es mejor colocarlos contrapeados.

(¿Os he dicho ya que me encanta mi nuevo destornillador eléctrico con cable?)

Terminas con los dos lados largos... (¡Cómo me mola mi destornillador con cable!)


...y los unes transversalmente (con ayuda del destornillador guay) para formar la estructura básica.


¡Estoy enamorado del destornillador con cable! Son dificilillos de encontrar, y no entiendo el motivo: respecto a los omnipresentes destornilladores a batería tienen un montón de ventajas que no siempre se compensan con poder usarlos lejos de un enchufe: No se quedan sin batería, pesan mucho menos, tienen mucha más potencia... Yo me compré éste, y estoy absolutamente encantado. Por cierto, señores de la marca Skil, si ahora mismo se sienten tentados de escribirme un mensaje que empiece por las palabras "Estimado influencer, en agradecimiento a su magnífica reseña, deseamos hacerle llegar una importante contribución en metálico y un set de nuestras mejores herramientas...", tienen mi correo ahí arriba a la derecha.

(Algún día colará. ¿Me escucháis, community managers de Knipex? ¿Me escucháis?)

Perdón, que me disperso. A lo que iba: ¿veis que hay papel de estraza cubriendo el suelo por debajo de la estructura. Exacto, es para barnizarla. Que el autoclave está muy bien, pero esto va a tragarse agua, solazo, frío... Mejor bien protegido.


Capítulo 3: Las baldas

Una vez seco el barniz, podemos colocar las baldas de la barra. Ya os comentaba que, en lugar de cortar docenas de lamas, me decidí por usar baldosas de exterior de 50x50 y ahorrarme trabajo. Puede ser necesario recortar alguna, pero eso es sencillo.


Sí, encolado y con un tirafondos por cada lado. Cuando fijo algo, me gusta que quede bien fijado. Ojo al atornillar una madera de canto, que tienes que hacerlo bien centrado y bien recto si no quieres que el tornillo acabe asomando por un costado.


¡Esto va pillando forma!


Capítulo 4: Preparando el ensamblaje.

La superficie de la balda tiene que ir bien sujeta. Es donde las visitas se van a acodar para saborear sus deliciosos cócteles trasegarse sus latas de cerveza del súper; así que la unión debe ser sólida. Y no es que yo sea precisamente un artista del ensamblaje de madera, así que vamos a recurrir a los clásicos tubillones. Unos taruguillos de madera que se encajan en las piezas a unir y que ayudan, junto con un generoso encolado, a que eso no se menee.


Los tubillones requieren su arte y su logística. Para empezar, hay que taladrar en cada pieza a unir un hueco de un pelín más de la longitud de medio tubillón. Es muy fácil pasarse si lo intentas a pulso, así que hay unos magníficos topes para brocas que permiten ajustar con precisión la profundidad del taladro.


Marcas con cierta precisión las posiciones de cada tabla (¡deja que sobresalgan un poco, sobre todo por fuera!) y taladras, sin preocuparte demasiado por la exactitud, en la estructura del mueble.


Para taladrar los huecos simétricos en las tablas de la superficie, puedes medir con toda precisión, y conseguir que no encajen; o utilizar estos estupendos marcadores. Los colocas en el hueco taladrado, presionas la otra pieza en posición, y dejan marcas precisas para hacer la otra mitad del taladro.


Es más que posible que quieras poner alguna tabla en su posición definitiva antes de marcar la siguiente, por aquello de que todo encaje adecuadamente. Los tubillones van muy justos y luego no van a salir fácilmente sin romperse, así que mejor darles una buena limada a un par de ellos para usarlos provisionalmente en los ajustes previos.



- Oiga...

- ¿Sí?

- Quesqueeee... verá, que no apreté bien el tope de la broca y se me ha resbalado cuando taladraba la tabla de la superficie. Y es queeee... he traspasado hasta el otro lado.

- Bueeeeeeno, puede que a mí también me pasara. Pero tranquilo, todo tiene arreglo.

- ¿Sí? ¿Cómo? ¡Tengo un pedazo de agujero del diámetro de un tubillón en la superficie de una de las tablas!

- Exacto. Y también tiene unos tubillones de madera del diámetro exacto del agujero a tapar. Se corta un trozo de tubillón, se encola, se encaja, y se rellena el hueco de la superficie con pasta de madera (epoxi, o cola blanca mezclada con serrín) Se alisa con una espátula (o cualquier cosa lisa que tengas a mano) y, si es necesario, se lija cuando seque. Listo. Ni buscándolo podría encontrar el agujero ahora mismo.

Capítulo 5: Pinta y colorea

- Hola, señor de la tienda de pintura.

- Hola, estimado cliente al que siempre vendo cosas raras. ¿Qué desea? 

- Pues buscaba una pintura de madera para exteriores, que aguante pésimas condiciones meteorológicas sin requerir mantenimiento durante tanto tiempo como sea posible y que quede brillante tipo esmalte. Para una superficie de tamaño tal que así y así, mitad en blando y mitad en azul clarito.

- Vaya, por una vez me explica claramente lo que quiere. Pues tengo exactamente lo que busca, pero no es para nada barato. Es un esmalte a base de poliuretano para el que hay que mezclar dos componentes, tipo resina epoxi. Para esas dimensiones, una capa por debajo y dos por encima, aunque algo justo, bastaría con un bote de cada. Eso sí, tendrá que tintar la mitad de la pintura blanca para lograr el azul. Le regalo este frasco de tinte azul, mézclelo bien, y asegúrese de hacerlo todo de una sola vez, o no conseguirá el mismo tono de azul por segunda vez ni de coña.

Y así es como acabé comprando las excelentes, pero carísimas, imprimaciones y pinturas de la serie "Yate" de Titanlux. Cuidadín con las proporciones, entre el bote grande de pintura/imprimación y el de reactivo, hacen los 750cc de un bote de pintura normal, en proporción de 4/1

Aunque, cuando oyes "epoxi", piensas en secado rapidísimo, en realidad cada capa se lleva 12-24 horas de secado. O eso dice en el bote, en realidad se lleva algo más. A una capa por debajo y dos por encima para la imprimación, y otro tanto para la pintura, eso es una semana de tiempo de secado acumulado, pintando una vez al día: esto no es un proyecto para una tarde.

Ten en cuenta que la madera, y sobre todo la de pino, está llena de nudos, marcas e irregularidades. La parte que va hacia arriba es la que mejor aspecto tiene, asegurándote de que las aristas visibles sean tan perfectas como sea posible.

Así que divides la imprimación en tres partes iguales para cada capa que vayas a dar, y la mezclas con un tercio del reactivo según vas a aplicarla.

 
Aquí es donde yo enganché a G. para que colaborara. Esto mancha bastante, pero no es problema: como somos casi de la misma talla, mi mono azul de trabajo le quedaba como anillo al dedo.


Una vez lista la imprimación, toca la pintura. Lo primero es separar la mitad (¡tan exacta como sea posible!) de la pintura en un bote de cristal con tapa (nada de plástico, no vaya a ser que se disuelva) Una mitad habrá que tintarla, mezclada bien mezclada. Que por cierto, si tienes alambre gordo, puedes hacerte unos mezcladores limpios y desechables fantabulosos cuando tienes que remover barnices, imprimaciones, pinturas de un color, pinturas de otro color...


Y, de nuevo, una capa por debajo, dos por encima. Y no lo dejes secar en el exterior, o la menor ráfaga de viento lo llenará de polvo y bichillos. Puedes creerme, lo sé, le pasó a la primera capa. La polvareda se levantó poco después de esta foto.


¡Ah! el bote de reactivo, por la forma de la boca, no permite exprimirlo a tope. Yo acabé yendo muy, pero que muy justo, así que, para la última capa, tuve que acabar exprimiéndolo (es decir, taladrando un agujero en el bote de secante para escurrir hasta la última gota)



 Capítulo 6: Montando la superficie. A puñetazos, si es necesario.

El grueso de las tablas son sencillas: gota de cola en el hueco de los tubillones. Metes los tubillones con un par de martillazos suaves. Línea de cola en la base y en los tubillones. Encajar la tabla. Meterle unos suaves moderados tan fuertes como sea necesario puñetazos para que encaje en su sitio. (No le des con una maza, o cuartearás la pintura)


Ya sólo nos falta la trampilla. Para la trampilla (se me había olvidado comentarlo) deberías preparar unos listones de madera tratada y barnizada haciendo una Z, y fijarlos con cuidado de que quepan en la estructura del mueble y de que las tablas de la tapa estén bien alineadas y con la separación justa.


Para levantar esta tapa, hará falta un asa. Exteriores ¿recuerdas? Los hay de aluminio, de un diseño que pega muy bien con lo cincuentoso del mueble. Tornillos y arandelas de acero inoxidable, y listo.


A esto le añadiremos unas bisagras y una hembrilla para sujetar la tapa abierta (ahora explico eso), todo en acero inoxidable.


Para la siguiente fase te hará falta ayuda. A G. le encantó, sobre todo porque estaba lloviendo, hacía un frío de narices, y ella estaba en pijama.

Presentas la tapa a la barra, y te aseguras de que, con la tapa bien alineada, las bisagras no tienen holgura con la superficie. Si la tienen, te va a hacer falta colocar arandelas en el lado que quede separado, de forma que la tapa baje bien recta. Lamentablemente, no tengo fotos, pero me hicieron falta -ejem- tres arandelas en el lado azul.


- Oiga...

- ¿Sip?

- ¿Y lo de la hembrilla que iba a explicar?

¡Se me olvidaba! Bueno, digamos que la madera golpeando contra el muro se iba a descascarillar. Y que aquí a veces hace un viento hipohuracanado de narices, así que, una vez levantada, puede querer bajarse de golpe. O irse volando hasta la provincia de al lado. Así que mejor sujetarla con una aldabilla fijada a la pared.


Y oye, que, por una vez, como que no me ha quedado tan mal, comparado con el diseño inicial (ejem... mejor no acercarse con espíritu crítico y una escuadra ¿vale?)


- ¿Y el "tiki"? ¿Qué pasó con el "tiki"?

Pues a falta de que el amigo que sabe dibujar se pase a hacernos un mural, sólo nos queda el brezo. Se compra en rollos y se fija con trocitos de alambre, preferiblemente forrado de plástico oscuro, que vas pasando por los alambres que sujetan las ramillas del brezo en su sitio y retorciendo por detrás de las tablas con un alicate.


Epílogo


¿Por qué narices compré el brezo barato? Esto no es ni por asomo suficientemente denso. Voy a tener que pillar más, tal vez de doble capa, y colocarlo encima de éste. Pero, por lo demás... ¿hace un margarita?